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sábado, 3 de diciembre de 2011

Prólogo: El Samurai


"Mi ciudad es como cualquier otra gran ciudad. 
Enorme y llena de gente.
Pero en mi ciudad nada es lo que parece,
ni siquiera yo 
o puede que yo menos que nadie."


Por la noche, tan solo verás el brillo de la luna reflejarse en mi katana antes de que caiga sobre mis enemigos, los enemigos de La Ciudad. Después el resplandor rojo de la lluvia de sangre que sigue al arco de mi espada y el silencio. El silencio es mi grito de guerra y el manto de la noche es mi capa, juntos caminamos en la penumbra de La Ciudad trayendo paz con el filo afilado de la justicia. O eso dicen de mí. En realidad nunca he creído mis hazañas tan nobles, o hazañas siquiera. Pero alguien hizo de mí una leyenda urbana y me sorprendo viviendo según los estandartes de un mundo que no deja de asombrarme.


Me llaman "El Samurai" y soy en las noches un fantasma más de esta ciudad que nunca duerme.


Por el día no soy más que un chico corriente. Me llamo Kirisaki Rei y como cualquier otro adolescente de mi edad voy todas las mañanas al instituto. No hay nada de especial en mí salvo esta extraña mezcla que dejaron mis padres en mi ADN: los rasgos orientales del padre japonés al que nunca conocí del que he heredado esta constitución pequeña y delgada, este cabello liso y oscuro que llevo siempre corto y un rostro redondo y aniñado con unos ojos rasgados y de un negro tan brillante que alguien dijo una vez que parecían ascuas de carbón ardiente. De mi madre occidental he sacado más bien poco, aunque le debo a ella toda mi educación y me gusta creer que una parte de quien soy también.


Así que un adolescente cualquiera de día, El Samurai de noche. Podéis preguntarme porqué y seguramente no podría daros una respuesta. "Porque puedo hacerlo". A veces pienso que esta sombra de mí mismo es también un legado de ese padre al que no recuerdo, de ese hombre que tan solo dejó una katana y un nombre para mí antes de desaparecer. Si es así no sé si esta vida me pertenece o si yo le pertenezco a esta vida. Lo que sí sé es que mientras pueda una luna roja se reflejará en el filo de mi espada y que con el nombre de la justicia caminaré la noche.